Testimonios

  • Sara - 33 años

    He hecho diferentes tipos de terapia en mi vida, siempre en
    busca de ser mi mejor versión. Cuando conocí a Jimena, venía con un reciente
    diagnóstico de TDAH que me dio respuestas a muchos aspectos a lo largo de mi vida. Además, se suma una experiencia de parto traumática que me costaba mucho.
    Con Jime hemos abordado estrategias para mi día a día con TDAH  y también hemos abordado el trauma con EMDR.
    Jamás imagine que cerrar los ojos y sumergirme en el recuerdo, me llevaría a
    otros recuerdos de mi vida, donde veo el por qué de ciertas acciones o sensaciones que tengo hoy por hoy.

    Su acompañamiento ha sido muy atento y respetuoso con mis tiempos, y validando cada emoción. Hoy en día, algunas cosas que me generaban dolor o incomodidad, ya no las siento así. Tengo otra perspectiva, que cada vez va en mejora. Mucha más comprensión y compasión y cariño hacia mi misma, y siento que me acerco a mi objetivo, que es buscar ser mi mejor versión, como persona, como mamá, como esposa, hija y amiga. A pesar que reprocesar nos lleva a veces a ver nuestro dolor, siempre salgo de cada sesión con un peso menos, con más paz.

  • Luis - 23 años

    Actualmente me encuentro asistiendo a terapia dado que presento TOC y ocasionalmente me invaden ideas intrusivas que me generan ansiedad y malestar. Al principio fue muy difícil entender lo que me pasaba y más aún encontrar herramientas para afrontarlo, pero con el tiempo y el acompañamiento en terapia con Jimena me he percatado de mi progreso hacia la mejora. He aprendido técnicas que me ayudan a abarcar de manera saludable esos pensamientos, a no engancharme tanto y a entender que no soy mis miedos ni mis ideas. Ha sido un proceso continuo y de bastante esfuerzo, pero muy valioso.

    También me encuentro tomando medicación, y me ha ayudado a estabilizarme. La medicación es una ayuda para calmar la sintomatología, pero es muy importante aprender a lidiar con lo que uno siente y piensa. Es ahí donde la terapia ha sido fundamental para aprender a convivir con mis pensamientos si que me abrumen. Gracias a ello, he aprendido que no se trata de hacerlos desaparecer, sino de aprender a vivir con ellos.

  • Carla - 26 años

    Cuando empecé terapia, estaba pasando por muchas cosas al mismo tiempo. Me sentía abrumada, cargada emocionalmente. Sabía que necesitaba un espacio para mí, donde pudiera soltar todo eso que llevaba guardado y entender mejor lo que me pasaba.

    Uno de los aspectos más importantes que trabajé fue el duelo por la muerte de mi padre. Él falleció cuando yo tenía 23 años, y en ese momento asumí muchas responsabilidades familiares sin darme el tiempo para vivir mi dolor. En terapia pude hablar por fin de ese dolor que venía cargando en silencio y trabajar el duelo desde EMDR.

    Jimena me ayudó a enfrentar lo que sentía y a soltar poco a poco lo que había guardado por tanto tiempo, aprecio mucho su compañía en todo este proceso.

    Fue muy valioso para mí sentirme escuchada sin ser juzgada. No era solo un espacio de desahogo emocional, sino también uno que me ayudaba a volver a tierra, a ver las cosas con más claridad. Era como un espacio donde podía soltar todo, pero también aterrizar, entender lo que me pasaba y ver qué podía hacer con eso. Eso me dio mucha tranquilidad y confianza, incluso en los momentos más duros.

    Aprendí a reconocer lo que sentía, a poner límites, a descansar, a pedir ayuda, y a soltar la idea de que debía cargar con todo. Poco a poco fui entendiendo que sentir también es parte de sanar.

    Actualmente, me siento más clara, más fuerte y con herramientas que antes no tenía. Estoy muy agradecida por su acompañamiento, paciencia y por enseñarme a tratarme con más compasión.

  • Rodrigo - 25 años

    Jimena es una excelente profesional en todo lo relacionado al trauma, la neurociencia, psicología y el acompañamiento psicoterapéutico, pero principalmente bastante humana y creo que eso hace la gran diferencia.

    Ser diagnosticado con PTSD sentó un hito fuerte para mí, me sentía permanentemente dañado, roto y con pocas probabilidades de mejorar como persona. Pude afrontarlo gracias a Jimena y a mi convicción por dar este paso en mi vida, buscar entender, aceptar y sanar todas las heridas que cargo. Fue muy importante pues me ayudó en cada reprocesamiento de EMDR, cuando me sentía estancado en mi progreso o cuando la incomodidad de exponerme al trauma era demasiado fuerte.

    Después de casi un año, estoy seguro al decir que todo valió la pena. Fue un camino bastante duro, con altos y bajos, aprendiendo, entendiendo y encontrando sentido a muchas cosas. Después de mucho trabajo, estoy cambiando poco a poco ese chip que tenía predeterminado por el trauma. Ese daño que parecía permanente o irreversible está siendo cada vez más aceptado como parte de mi y ya no como una limitante para poder ser la persona que quiero ser.

    Fue y seguirá siendo un camino duro, afrontar el trauma y ser vulnerable emocionalmente no es nada fácil, pero sé que la recompensa final valdrá mucho la pena. Poder mirarte, aceptarte y quererte por la persona en la que te estás convirtiendo es muy gratificante y lleno de paz. Miro hacia atrás con mucha gratitud y hacia adelante con bastante esperanza.

  • Carlos - 47 años

    Cuando comencé con las terapias, mi vida estaba llena de dudas. No sabía hacia dónde ir ni cómo abordar ciertos temas con mi familia. Me sentía emocionalmente cargado, abrumado, rechazado. Estaba atravesando la tercera etapa de un tratamiento para la ansiedad, y en ese momento, sentía que el caos vivía dentro de mí.

    A medida que avanzaban las sesiones, empecé a descubrir algo que no había hecho antes: ser sincero conmigo mismo. Ese fue el primer paso para poder soltar lo que me hacía daño. Poco a poco, fui identificando relaciones, hábitos y pensamientos que no me hacían bien. Aprendí a nombrarlos, a decirlos en voz alta, a liberarme de ellos. Dejé de guardarlo todo dentro.

    Desde niño, había vivido con miedo a comunicar lo que sentía. Cada vez que compartía algo, recibía críticas o juicios, y así, sin darme cuenta, aprendí a callar. Me volví una persona que aceptaba lo que se le imponía, incapaz de tomar sus propias decisiones. Guardé silencio por mucho tiempo.

    Pero en terapia con Jimena descubrí algo fundamental: comunicar a tiempo puede evitar muchos problemas. Y más que eso, puede traer grandes ganancias. Expresarme sin miedo me permitió empezar a vivir con más autenticidad.

    Hoy entiendo que cuidar de mi estabilidad emocional y aprender a comunicar lo que siento son dos de las herramientas más valiosas que me ha dado la terapia. Han marcado un antes y un después en mi vida, y me han ayudado a reencontrarme conmigo mismo.

  • Miranda - 34 años

    Mi proceso terapéutico con Jimena ha sido como construir con bloques de lego los cimientos de una ciudad. Llegué a ella para trabajar con EMDR el fallecimiento de mi papa por COVID. Gracias a su paciencia, estructura y compasión pude aprender a cargar pieza por pieza e ir armándolas para que mi piso se haga cada vez más fuerte. Algunas sesiones son más duras que otras y a veces se pueden sentir como retrocesos, pero con la ayuda de Jimena puedo volver la mirada y ver que ya tengo más piezas armadas en donde puedo pararme segura si lo necesito.
    Franqueza, perspicacia y claridad son cualidades que puedo esperar de Jimena y valoro de cada sesión. Ahora con más piso bajo mis pies, puedo trabajar con metas en la mira, y junto a Jimena descubrí que no hay problema muy pequeño o muy grande, ella siempre podrá escuchar y tendrá algo valioso que aportar. Muchas veces escucha entre líneas y descubre cosas en mí que yo no sabía que necesitaba que salgan a relucir.
    Me siento muy agradecida por todo el trabajo que hemos realizado juntas y porque siento que tengo a una gran profesional en mi equipo, haciéndome barra aún cuando yo no sienta muchas ganas de hacerme porras a mi misma. Gracias Jime ♡

  • Eduardo - 32 años

    Tuve un episodio de taquicardia en un viaje de trabajo fuera del país que me hizo sentir que algo no estaba yendo bien, física y mentalmente. Me vi en camino a la clínica con lo que yo creía eran síntomas de infarto. Tenía 32 años. El viaje a la clínica terminó con una entrada a trauma shock, un descarte de infarto, muchas pruebas cardiológicas y una recomendación de interconsulta a psiquiatría.

    Con Jimena encontré un espacio seguro, donde desde el día uno me sentí cómodo y validado para ser yo mismo y hablar libremente de lo que me había pasado, como me sentía al respecto, y que era lo que quería lograr. Nunca volví a tener un episodio como el que me había llevado a emergencias ese sábado en la mañana. Conociendo más a Jimena encontré a una persona de risa fácil, gentil, extremadamente inteligente y ágil de mente con quien he pedido entenderme mucho mejor a mí mismo, siempre con un enfoque científico y humano que nunca antes había encontrado en terapia.

    Hoy puedo decir que transito por la vida con mucho mas calma y tranquilidad que antes. Con una regulación emocional y estabilidad que mi yo del pasado probablemente no creía posible. Todavía siento que hay mucho
    camino por recorrer en este viaje de ser y estar mejor, pero nuevamente, de
    haber sabido que era posible hubiera empezado varios años atrás.

  • María - 20 años

    A los 20 años, recibí el diagnóstico de depresión leve, TEPT por muchas situaciones difiíciles que habia vivido con mi hermano con diagnóstico de TEA y dismorfia corporal.

    Cuando Jimena me preguntó el porqué de mi presencia, fui completamente honesta y dije: “Siento que me estoy volviendo loca”. Era un pensamiento que no había salido de mi mente hasta ese momento, y esa declaración hizo que entrara en llanto. Luego de ese evento, decidí que era hora de darle importancia a mi salud mental.

    Reprocesar con EMDR y relatar las cosas que pensaba o sentía me liberó y me hizo entender que no exageraba, o como constantemente escuchaba: “Estás exagerando”. No. Mis acciones y expresiones eran el resultado de eventos vividos, pero no procesados. Y eso entró en mi cabeza luego de cada sesión.

    Actualmente, llevo casi tres meses en tratamiento con Jimena y noto una diferencia tremenda en mi estado emocional. Me siento más optimista por el futuro y por lo que quiero hacer. Ansío vivir. El hecho de comenzar terapia me marcó a nivel personal y mental, y me deja con una frase: “Tal vez tienes que ser más amable contigo misma”.

  • Diego - 30 años

    Recomiendo altamente la experiencia con Jimena. Desde el inicio me sentí muy acompañado; ella tiene una cercanía que te hace sentir especial, es muy acertada en lo que dice y creo que hay resultados bastante rápidos y eficientes con su acompañamiento. Si uno busca herramientas para usar a diario y un proceso con resultados concretos y eficientes, la recomiendo al 100%. Llevar terapia con Jime es algo que me aporta mucho y es por eso que siempre la recomiendo con mis amigos. Mejoré mucho con ella y sigo mejorando semana a semana.